Sábado 30 de abril de 2016.
Estimadas/os amigas/os y
compañeras/os de camino, buenos días.
Esperando que estén bien.
He aquí mis artículos de enero en El Telégrafo.
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“Actúen allí donde viven”… es lo más necesario.
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“La dicha de amarse”… según el papa Francisco.
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Solidaridades esperanzadoras… con ocasión del terremoto.
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El miedo es lo contrario de la fe… para dejar el individualismo.
Como
suplementos en Archivos, les envío tres reflexiones personales:
1. Unos comentarios sobre la Exhortación del papa
Francisco “sobre el amor en la familia”… de la cual esperaba más. Es parte de
un folleto con 8 documentos más, que está en mi blog (http://padrepedropierre.blogspot.com ):
2. Tres comentarios positivos.
3. Acompañar, discernir e integrar, Jesús Bastante.
4. Misericordia y amor, César Kuzma.
5. Decepción y esperanza, José Arregui.
6. De la desilusión a la esperanza, Marco Velásquez.
7. La dicha de amarse, Pedro Pierre.
8. La Iglesia soltera, masculina y jerárquica, Ivone Gebara.
9. Carta del papa Francisco: La autonomía de los seglares.
2. Una charla que di sobre mi ‘nueva visión de Jesús
histórico’ en una convivencia de “Los Amigos de Francisco” de
Guayaquil: es la visión teológica de mis 40 años en América Latina:
1. El arranque del Concilio Vaticano 2°
2. Del Cristo de la fe al Jesús histórico
3. La Iglesia al servicio del Reino
4. Contemplativos en la acción
5.
Conclusión abierta: El pluralismo religioso - “¡No hay otro mundo!”…
Anexos:
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Pablo 6°: “El
Anuncio del Evangelio”, números 6,7 y 30.
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Juan Pablo 2°:
“Necesidad de la Teología de la liberación”, a los obispos de Brasil, abril 9
de 1986.
3. Una breve presentación de las CEBs
de Ecuador para la Articulación Continental de las CEBs:
1. Cuantas diócesis y cuántas CEBs
2. Diócesis y parroquias con CEBs
3. Situación de las CEBs de Ecuador
¡Buena lectura!
Fraternalmente.
Pedro.
Nota:
Los artículos señalados están en mi blog.
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1. “
ACTÚEN ALLÍ DONDE VIVEN ”,
Pedro Pierre.
En un momento en que los
movimientos y partidos políticos se reúnen, redactan grandes propuestas de
gobierno y nos aseguran que ‘mañana todo será mejor’, por supuesto gracias a
ellos, es bueno volver a lo sencillo y esencial afín de no quedar en puros
sueños y desilusiones. Un movimiento internacional de ciudadanos dedicados a la
lucha contra la miseria y al protagonismo de los mismos pobres nos hace una
propuesta a nuestro alcance: “Actúen allí donde viven” para lograr algo más de
derechos y de dignidad.
Los problemas y las
dificultades nos parecen inmensas y lo son, complejos y es cierto, fuera de
nuestro control y es verdad… tan inmensos, complejos y descontrolados que nos
quieren hacer creer que sólo ‘los grandes’ -y la guerra- pueden resolverlos.
Parece que gran parte de la ciudadanía ya lo cree y lo acepta; vive en el
pesimismo, la impotencia y el individualismo: “¡Sálvese quien pueda y cómo
pueda!”, es decir, sólo y contra todos. La consecuencia viene enseguida: todo
parece estar peor y la agresividad y violencia no dejan de aumentar. Hay que
caer en la cuenta que la solución no va por allí. El pesimismo y la pasividad
nunca han sido caminos de una vida mejor, como tampoco dejar a otros la
resolución de nuestros problemas.
“Actúen allí donde viven”… así
de sencillo. Porque ya estamos actuando en muchos espacios y sin darnos cuenta
hacemos que las cosas anden peor o mejor, según los casos. La casa es el primer
espacio dónde decidimos nuestra manera de vivir personalmente y con las
personas que nos rodean constantemente: podemos hacer este lugar más agradable
y también infernal. Depende mucho de nosotros y nosotras, de nuestra manera de
actuar. Lastimosamente no dedicamos mucho tiempo a pensarlo, conversarlo juntos
y decidirlo en común. Nos han puesto el maldito televisor y lo hemos hecho el
dueño de la casa. O hemos comprados el teléfono super inteligente o la tableta
‘espectacular’ que nos está embruteciendo cada vez más, cuando nos aíslan unos
de otros y nos hacen creer que somos los dueños de nuestro destino y los ‘superman’
y ‘supermujer’ que nunca existieron ni van a existir. Más bien nos convierten
en tontos útiles para las ganancias de otros, los super ricos y super
destructores.
Otros espacios donde sí
podemos actuar y cambiar junto a los demás son la vecindad y la comunidad,
palabra tan desgastada… Claro no es fácil porque las situaciones y las personas
no cambiamos tan fácilmente. Ya otros han tomado las riendas de otros espacios
y nos hacen creer que sumisos y obedientes todos va a ser mejor gracias a
ellos. Hagamos la prueba que allí también en algo bueno podemos influir si
aprendemos a dialogar, a entender juntos el porqué de tantas aberraciones y a
empezar pequeñas acciones individuales y colectivas. Hemos olvidado que “se
cosecha lo que se ha sembrado” y que el trigo bien puede superar a la maleza.
Volvamos a lo nuestro,
‘actuando allí donde vivimos’… y nos daremos cuenta que sí es posible,
agradable y eficaz vivir mejor, individual y colectivamente.
2. LA DICHA DE AMARSE,
Pedro Pierre.
Como es su estilo, el papa
Francisco acaba de publicarse una Exhortación que retoma las conclusiones de
los dos sínodos de los obispos católicos sobre la familia. Hace una reflexión
vigorosa y muy abierta sobre “el amor en la familia”. Por una parte, vigorosa
con los obispos y sacerdotes para que sean pastores atentos y respetuosos de
todas las personas que pasan pruebas, dificultades y caídas en sus vida
matrimonial, al ejemplo de Jesús que “se presenta como pastor de cien ovejas,
no de noventa y nueve: A todas las quiere". Y, por otra, muy abierta con
todas y todos porque pone como ley primera la misericordia y no las normas del
derecho canónico o del catecismo católico, recordando la proclama de Jesús: “El
sábado -día sagrado para los judíos- está al servicio del hombre y no el hombre
al servicio del sábado”.
Recuerda el papa la grandeza
del matrimonio y, para las parejas y las familias, ‘la dicha de amarse’ de
verdad en un “amor libre y exclusivo”. Para recalcar la dimensión social del
matrimonio, utiliza los bellos versos de un poema del uruguayo Mario Benedetti:
«Tus manos son mi caricia, mis acordes
cotidianos;/ te quiero porque tus manos trabajan por la justicia./ Si te quiero es porque sos, mi amor, mi
cómplice y todo/ y en la calle codo a codo somos mucho más que dos».
Todas las personas en
dificultades van a encontrar en las palabras del papa la comprensión, la
acogida, el respeto y el apoyo que muchas veces se les negó en la Iglesia. Es
el caso de las parejas en unión de hecho la cual, bien vivida, es signo de la
gracia y presencia de Dios. El papa reconoce a las parejas el derecho de
separación no por conveniencia sino porque es “incluso moralmente necesaria
frente a las violencias”. En cuanto a la contracepción reconoce el papa que la
decisión final y responsable depende de la pareja. A los divorciados vueltos a
casar, les dice que “quedan parte de la Iglesia, para que puedan comulgar en
ciertos casos y ser integrados activamente en las actividades pastorales”. En
cuanto a las uniones homosexuales advierte el papa que "no pueden
equipararse sin más al matrimonio", pero sí apunta que "debemos
reconocer la gran variedad de situaciones familiares que pueden brindar cierta
estabilidad". Afirma el papa que la vida matrimonial y familiar es un proceso
lleno de aciertos y errores como de caídas y levantadas que se merece respeto y
ayuda: “El que esté sin pecado eche la primera piedra”. Sólo para el aborto el
papa no admite excepción; al mismo tiempo subraya que nadie se puede arrogar el
derecho de condenar, marginar o peor expulsar. Advierte el papa que "no
existen recetas sencillas" y que "en cada país o región se deben
buscar soluciones más inculturadas, atentas a las tradiciones y a los desafíos
locales".
Así que el tono del escrito
papal es positivamente esperanzador, concluyendo así: “No desesperemos por
nuestros límites, pero tampoco renunciemos a buscar la plenitud del amor y de
comunión que se nos ha prometido". Allí está el secreto de ‘la dicha de
amarse’.
3. SOLIDARIDADES ESPERANZADORAS, Pedro Pierre.
Las noticias sobre el
terremoto ocurrido en el litoral del Pacífico nos llenan de dolor y de pena, al
mismo tiempo que despiertan nuestra solidaridad efectiva. La provincia de
Manabí es la más golpeada, en particular la ciudad de Pedernales, de unos
55.000 habitantes que ha quedado destruida hasta el 80%, por estar en el
epicentro del desastre. Toda la Costa quedó afectada, de Esmeraldas hasta
Guayaquil y El Oro, como también en menor grado Quito y otros lugares de la
Cordillera de los Andes. Se habla de varios centenares de muertos y miles de
heridos, cifras que van aumentando en la medida que se va removiendo los muchos
escombros. Que nuestros hermanos y hermanas más sufridos sientan nuestra
amistad, oración y solidaridad.
En cuanto a las causas de tal
desgracia, dejemos de un lado una vez por todas la idea de castigo que ofende
vergonzosamente a Dios y a los muertos, los heridos y todos los afectados, y
que no es más que el resultado de mentes trastornadas. Si buscamos
explicaciones que sea para fomentar la solidaridad y que, mediante ella, se
ayude a reconstruir vidas, casas y trajín cotidiano.
Tenemos que darnos cuenta que
la obra de la creación no ha terminado: sigue adelante en todo el universo y
por lo mismo en nuestro planeta. Esta creación es parecida a un parto que
tenemos que acompañar amigablemente para volverlo lo menos doloroso posible.
Lastimosamente no es lo que ocurre con nuestra Madre Tierra. Más bien vemos por
todas partes como la estamos maltratando y destruyendo, lo que acaba
desequilibrando la armonía: somos nosotros mismos que enfermamos y pervertimos
nuestro planeta. Toda la creación somos una sola unidad que nos ayudamos o nos
destruimos juntos.
Felizmente el terremoto en
Manabí nos está despertando haciéndonos ver lo malo de muchas de nuestras
actuaciones, la exigencia de la solidaridad y la necesidad de construir un
mundo más fraterno y una sociedad ecuatoriana más justa y equitativa. Los
muertos y heridos son un solo grito humano y divino que nos quiere sacudir y
remover desde dentro para emprender una vida personal más conforme digna y una
convivencia planetaria más fraterna.
Tenemos que sanar muchas
heridas y muchos contrasentidos para poder vivir como hermanos, hermanos entre
nosotros y con la naturaleza. La solidaridad internacional, en particular de
los países latinoamericanos nos anima en este sentido. ¡Cuántos hermanos y
hermanas de nuestro países vamos a escuchar y ver, por venir a compartir con
nosotros nos solamente elementos materiales sino también sus saberes y su
profesionalismo para remediar y reconstruir la vida, la ternura y la esperanza!
Hagamos nuestra la oración del
papa Francisco en su visita en Grecia a las decenas de miles de refugiados que
llegan a Europa en condiciones inhumanas: “Dios de misericordia… Como una única familia humana, somos todos
emigrantes, viajeros de esperanza hacia ti, que eres nuestra verdadera casa,
allí donde toda lágrima será enjugada, donde estaremos en la paz y seguros en tu abrazo”.
4. EL MIEDO ES
LO CONTRARIO DE LA FE, Pedro
Pierre.
El terremoto permite lanzar
muchas noticias. Lastimosamente muchas de ellas no tienen sentido ni son
conformes a la verdad y se las repite a saciedad. Otras están inventadas para
confundir y sacar provecho. Unos quieren pescar en río revuelto, en particular
los politiqueros. Hay también muchas habladurías del necio que se quiere
parecer a Superman, pero que no produce más que palabras huecas y mentirosas.
El que no hace nada no tiene derecho a criticar. Es tiempo de hacer y hacer
organizadamente, porque “no hay mal que por bien no venga”.
¿No será que los miedos nos
quieren ganar la partida? Medio a hacer, miedo a buscar la verdad, miedo a
encontrar sentido a tanta desgracia, miedo a descubrir a un Dios que nos exige
tomar nuestra vida y la vida de los demás en nuestras manos. Eso fue el ejemplo
de Jesús con sus discípulos. Una vez que atravesaban el lago de Tiberíades
tuvieron que enfrentar una tempestad. Los discípulos se sintieron perdidos al
ver como Jesús seguía durmiendo… Al ser despertado les dijo: “¡Hombres de poca
fe! ¿Por qué tener miedo?”. Y Jesús hizo que se calmara la tempestad.
Allí tenemos el camino a
seguir: el de la fe que se vuelve fraternidad contra todos los miedos, porque,
en definitivo, el miedo es lo contrario de la fe. La fe de la que se trata es
primero la fe en sí mismo: Dios nos ha dado suficientes capacidades para
superar todas las dificultades. La solución de estas dificultades pasa por la
unión, la organización y la valentía. Está también la fe en nuestra capacidad
colectiva de salir adelante. El miedo proviene de nuestra propia soledad, de
nuestro individualismo, de nuestro pesimismo, de nuestra falta de fe en los
demás y en nuestra capacidad organizativa.
Hoy nos toca calmar la
tempestad que levantó el reciente terremoto, pero es una tarea a realizar
mancomunadamente. A cada uno nos toca aportar nuestra parte e insertarnos en
una organización. Si no nos organizamos, el individualismo nos va a tumbar
mucho más gravemente que el terremoto de Manabí. La organización tiene venir -y
de hecho ha venido- tanto de los afectados como de los que nos solidarizamos
con ellos. Felizmente varios poblados ya tenían sus directivas, unas activas y
otras dormidas: tuvieron que despertar. Pero, nosotros, ¿estamos
organizados?... porque si no estamos organizados, la rutina, la telenovela, la
cerveza, el olvido… nos van a ganar la partida. Hay en ese momento un gran
movimiento de solidaridad y esto está muy bien. Pero ya nos dicen que la
reconstrucción va a durar unos 3 años. ¿Dónde y cómo vamos a estar durante
estos 3 años? ¿Activos, solidarios…? ¡Tal vez ni rezando!
Saquemos lecciones de las
adversidades. Este terremoto evalúa nuestra fe y nuestra fraternidad: o
empezamos a construir la “civilización de la solidaridad” o nos hundimos en el
egoísmo destructor. Los afectados pueden aprender la autogestión, los humanistas
y los creyentes vamos probamos la verdad de nuestra fe en el hombre y en la
comunidad. Todos vamos a salir engrandecidos en un Ecuador más fraterno, si así
lo queremos.