domingo, 1 de mayo de 2016

Articulos periodísticos de abril y algo más



Sábado 30 de abril de 2016.

Estimadas/os amigas/os y compañeras/os de camino, buenos días.
Esperando que estén bien.

He aquí mis artículos de enero en El Telégrafo.
-        “Actúen allí donde viven”… es lo más necesario.
-        “La dicha de amarse”… según el papa Francisco.
-        Solidaridades esperanzadoras… con ocasión del terremoto.
-        El miedo es lo contrario de la fe… para dejar el individualismo.

Como suplementos en Archivos, les envío tres reflexiones personales:

1.      Unos comentarios sobre la Exhortación del papa Francisco “sobre el amor en la familia”… de la cual esperaba más. Es parte de un folleto con 8 documentos más, que está en mi blog (http://padrepedropierre.blogspot.com ):
2. Tres comentarios positivos.
3. Acompañar, discernir e integrar, Jesús Bastante.
4. Misericordia y amor, César Kuzma.
5. Decepción y esperanza, José Arregui.
6. De la desilusión a la esperanza, Marco Velásquez.
7. La dicha de amarse, Pedro Pierre.
8. La Iglesia soltera, masculina y jerárquica, Ivone Gebara.
9. Carta del papa Francisco: La autonomía de los seglares.

2.      Una charla que di sobre mi ‘nueva visión de Jesús histórico’ en una convivencia de “Los Amigos de Francisco” de Guayaquil: es la visión teológica de mis 40 años en América Latina:
1. El arranque del Concilio Vaticano 2°
2. Del Cristo de la fe al Jesús histórico
3. La Iglesia al servicio del Reino
4. Contemplativos en la acción
5. Conclusión abierta: El pluralismo religioso - “¡No hay otro mundo!”…
Anexos:
-         Pablo 6°: “El Anuncio del Evangelio”, números 6,7 y 30.
-         Juan Pablo 2°: “Necesidad de la Teología de la liberación”, a los obispos de Brasil, abril 9 de 1986.

3.      Una breve presentación de las CEBs de Ecuador para la Articulación Continental de las CEBs:
1. Cuantas diócesis y cuántas CEBs
2. Diócesis y parroquias con CEBs
3. Situación de las CEBs de Ecuador

¡Buena lectura!

Fraternalmente.
Pedro.

Nota: Los artículos señalados están en mi blog.

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1.   “ ACTÚEN  ALLÍ  DONDE  VIVEN ”,  Pedro  Pierre.

En un momento en que los movimientos y partidos políticos se reúnen, redactan grandes propuestas de gobierno y nos aseguran que ‘mañana todo será mejor’, por supuesto gracias a ellos, es bueno volver a lo sencillo y esencial afín de no quedar en puros sueños y desilusiones. Un movimiento internacional de ciudadanos dedicados a la lucha contra la miseria y al protagonismo de los mismos pobres nos hace una propuesta a nuestro alcance: “Actúen allí donde viven” para lograr algo más de derechos y de dignidad.
Los problemas y las dificultades nos parecen inmensas y lo son, complejos y es cierto, fuera de nuestro control y es verdad… tan inmensos, complejos y descontrolados que nos quieren hacer creer que sólo ‘los grandes’ -y la guerra- pueden resolverlos. Parece que gran parte de la ciudadanía ya lo cree y lo acepta; vive en el pesimismo, la impotencia y el individualismo: “¡Sálvese quien pueda y cómo pueda!”, es decir, sólo y contra todos. La consecuencia viene enseguida: todo parece estar peor y la agresividad y violencia no dejan de aumentar. Hay que caer en la cuenta que la solución no va por allí. El pesimismo y la pasividad nunca han sido caminos de una vida mejor, como tampoco dejar a otros la resolución de nuestros problemas.
“Actúen allí donde viven”… así de sencillo. Porque ya estamos actuando en muchos espacios y sin darnos cuenta hacemos que las cosas anden peor o mejor, según los casos. La casa es el primer espacio dónde decidimos nuestra manera de vivir personalmente y con las personas que nos rodean constantemente: podemos hacer este lugar más agradable y también infernal. Depende mucho de nosotros y nosotras, de nuestra manera de actuar. Lastimosamente no dedicamos mucho tiempo a pensarlo, conversarlo juntos y decidirlo en común. Nos han puesto el maldito televisor y lo hemos hecho el dueño de la casa. O hemos comprados el teléfono super inteligente o la tableta ‘espectacular’ que nos está embruteciendo cada vez más, cuando nos aíslan unos de otros y nos hacen creer que somos los dueños de nuestro destino y los ‘superman’ y ‘supermujer’ que nunca existieron ni van a existir. Más bien nos convierten en tontos útiles para las ganancias de otros, los super ricos y super destructores.
Otros espacios donde sí podemos actuar y cambiar junto a los demás son la vecindad y la comunidad, palabra tan desgastada… Claro no es fácil porque las situaciones y las personas no cambiamos tan fácilmente. Ya otros han tomado las riendas de otros espacios y nos hacen creer que sumisos y obedientes todos va a ser mejor gracias a ellos. Hagamos la prueba que allí también en algo bueno podemos influir si aprendemos a dialogar, a entender juntos el porqué de tantas aberraciones y a empezar pequeñas acciones individuales y colectivas. Hemos olvidado que “se cosecha lo que se ha sembrado” y que el trigo bien puede superar a la maleza.
Volvamos a lo nuestro, ‘actuando allí donde vivimos’… y nos daremos cuenta que sí es posible, agradable y eficaz vivir mejor, individual y colectivamente.


2.    LA  DICHA  DE  AMARSE,  Pedro  Pierre.

Como es su estilo, el papa Francisco acaba de publicarse una Exhortación que retoma las conclusiones de los dos sínodos de los obispos católicos sobre la familia. Hace una reflexión vigorosa y muy abierta sobre “el amor en la familia”. Por una parte, vigorosa con los obispos y sacerdotes para que sean pastores atentos y respetuosos de todas las personas que pasan pruebas, dificultades y caídas en sus vida matrimonial, al ejemplo de Jesús que “se presenta como pastor de cien ovejas, no de noventa y nueve: A todas las quiere". Y, por otra, muy abierta con todas y todos porque pone como ley primera la misericordia y no las normas del derecho canónico o del catecismo católico, recordando la proclama de Jesús: “El sábado -día sagrado para los judíos- está al servicio del hombre y no el hombre al servicio del sábado”.
Recuerda el papa la grandeza del matrimonio y, para las parejas y las familias, ‘la dicha de amarse’ de verdad en un “amor libre y exclusivo”. Para recalcar la dimensión social del matrimonio, utiliza los bellos versos de un poema del uruguayo Mario Benedetti: «Tus manos son mi caricia, mis acordes cotidianos;/ te quiero porque tus manos trabajan por la justicia./ Si te quiero es porque sos, mi amor, mi cómplice y todo/ y en la calle codo a codo somos mucho más que dos».
Todas las personas en dificultades van a encontrar en las palabras del papa la comprensión, la acogida, el respeto y el apoyo que muchas veces se les negó en la Iglesia. Es el caso de las parejas en unión de hecho la cual, bien vivida, es signo de la gracia y presencia de Dios. El papa reconoce a las parejas el derecho de separación no por conveniencia sino porque es “incluso moralmente necesaria frente a las violencias”. En cuanto a la contracepción reconoce el papa que la decisión final y responsable depende de la pareja. A los divorciados vueltos a casar, les dice que “quedan parte de la Iglesia, para que puedan comulgar en ciertos casos y ser integrados activamente en las actividades pastorales”. En cuanto a las uniones homosexuales advierte el papa que "no pueden equipararse sin más al matrimonio", pero sí apunta que "debemos reconocer la gran variedad de situaciones familiares que pueden brindar cierta estabilidad". Afirma el papa que la vida matrimonial y familiar es un proceso lleno de aciertos y errores como de caídas y levantadas que se merece respeto y ayuda: “El que esté sin pecado eche la primera piedra”. Sólo para el aborto el papa no admite excepción; al mismo tiempo subraya que nadie se puede arrogar el derecho de condenar, marginar o peor expulsar. Advierte el papa que "no existen recetas sencillas" y que "en cada país o región se deben buscar soluciones más inculturadas, atentas a las tradiciones y a los desafíos locales".
Así que el tono del escrito papal es positivamente esperanzador, concluyendo así: “No desesperemos por nuestros límites, pero tampoco renunciemos a buscar la plenitud del amor y de comunión que se nos ha prometido". Allí está el secreto de ‘la dicha de amarse’.


3.    SOLIDARIDADES  ESPERANZADORAS,  Pedro  Pierre.

Las noticias sobre el terremoto ocurrido en el litoral del Pacífico nos llenan de dolor y de pena, al mismo tiempo que despiertan nuestra solidaridad efectiva. La provincia de Manabí es la más golpeada, en particular la ciudad de Pedernales, de unos 55.000 habitantes que ha quedado destruida hasta el 80%, por estar en el epicentro del desastre. Toda la Costa quedó afectada, de Esmeraldas hasta Guayaquil y El Oro, como también en menor grado Quito y otros lugares de la Cordillera de los Andes. Se habla de varios centenares de muertos y miles de heridos, cifras que van aumentando en la medida que se va removiendo los muchos escombros. Que nuestros hermanos y hermanas más sufridos sientan nuestra amistad, oración y solidaridad.
En cuanto a las causas de tal desgracia, dejemos de un lado una vez por todas la idea de castigo que ofende vergonzosamente a Dios y a los muertos, los heridos y todos los afectados, y que no es más que el resultado de mentes trastornadas. Si buscamos explicaciones que sea para fomentar la solidaridad y que, mediante ella, se ayude a reconstruir vidas, casas y trajín cotidiano.
Tenemos que darnos cuenta que la obra de la creación no ha terminado: sigue adelante en todo el universo y por lo mismo en nuestro planeta. Esta creación es parecida a un parto que tenemos que acompañar amigablemente para volverlo lo menos doloroso posible. Lastimosamente no es lo que ocurre con nuestra Madre Tierra. Más bien vemos por todas partes como la estamos maltratando y destruyendo, lo que acaba desequilibrando la armonía: somos nosotros mismos que enfermamos y pervertimos nuestro planeta. Toda la creación somos una sola unidad que nos ayudamos o nos destruimos juntos.
Felizmente el terremoto en Manabí nos está despertando haciéndonos ver lo malo de muchas de nuestras actuaciones, la exigencia de la solidaridad y la necesidad de construir un mundo más fraterno y una sociedad ecuatoriana más justa y equitativa. Los muertos y heridos son un solo grito humano y divino que nos quiere sacudir y remover desde dentro para emprender una vida personal más conforme digna y una convivencia planetaria más fraterna.
Tenemos que sanar muchas heridas y muchos contrasentidos para poder vivir como hermanos, hermanos entre nosotros y con la naturaleza. La solidaridad internacional, en particular de los países latinoamericanos nos anima en este sentido. ¡Cuántos hermanos y hermanas de nuestro países vamos a escuchar y ver, por venir a compartir con nosotros nos solamente elementos materiales sino también sus saberes y su profesionalismo para remediar y reconstruir la vida, la ternura y la esperanza!
Hagamos nuestra la oración del papa Francisco en su visita en Grecia a las decenas de miles de refugiados que llegan a Europa en condiciones inhumanas: “Dios de misericordia… Como una única familia humana, somos todos emigrantes, viajeros de esperanza hacia ti, que eres nuestra verdadera casa, allí donde toda lágrima será enjugada, donde estaremos en la paz y seguros en tu abrazo”.


4.    EL  MIEDO  ES  LO  CONTRARIO  DE  LA  FE,  Pedro  Pierre.

El terremoto permite lanzar muchas noticias. Lastimosamente muchas de ellas no tienen sentido ni son conformes a la verdad y se las repite a saciedad. Otras están inventadas para confundir y sacar provecho. Unos quieren pescar en río revuelto, en particular los politiqueros. Hay también muchas habladurías del necio que se quiere parecer a Superman, pero que no produce más que palabras huecas y mentirosas. El que no hace nada no tiene derecho a criticar. Es tiempo de hacer y hacer organizadamente, porque “no hay mal que por bien no venga”.
¿No será que los miedos nos quieren ganar la partida? Medio a hacer, miedo a buscar la verdad, miedo a encontrar sentido a tanta desgracia, miedo a descubrir a un Dios que nos exige tomar nuestra vida y la vida de los demás en nuestras manos. Eso fue el ejemplo de Jesús con sus discípulos. Una vez que atravesaban el lago de Tiberíades tuvieron que enfrentar una tempestad. Los discípulos se sintieron perdidos al ver como Jesús seguía durmiendo… Al ser despertado les dijo: “¡Hombres de poca fe! ¿Por qué tener miedo?”. Y Jesús hizo que se calmara la tempestad.
Allí tenemos el camino a seguir: el de la fe que se vuelve fraternidad contra todos los miedos, porque, en definitivo, el miedo es lo contrario de la fe. La fe de la que se trata es primero la fe en sí mismo: Dios nos ha dado suficientes capacidades para superar todas las dificultades. La solución de estas dificultades pasa por la unión, la organización y la valentía. Está también la fe en nuestra capacidad colectiva de salir adelante. El miedo proviene de nuestra propia soledad, de nuestro individualismo, de nuestro pesimismo, de nuestra falta de fe en los demás y en nuestra capacidad organizativa.
Hoy nos toca calmar la tempestad que levantó el reciente terremoto, pero es una tarea a realizar mancomunadamente. A cada uno nos toca aportar nuestra parte e insertarnos en una organización. Si no nos organizamos, el individualismo nos va a tumbar mucho más gravemente que el terremoto de Manabí. La organización tiene venir -y de hecho ha venido- tanto de los afectados como de los que nos solidarizamos con ellos. Felizmente varios poblados ya tenían sus directivas, unas activas y otras dormidas: tuvieron que despertar. Pero, nosotros, ¿estamos organizados?... porque si no estamos organizados, la rutina, la telenovela, la cerveza, el olvido… nos van a ganar la partida. Hay en ese momento un gran movimiento de solidaridad y esto está muy bien. Pero ya nos dicen que la reconstrucción va a durar unos 3 años. ¿Dónde y cómo vamos a estar durante estos 3 años? ¿Activos, solidarios…? ¡Tal vez ni rezando!
Saquemos lecciones de las adversidades. Este terremoto evalúa nuestra fe y nuestra fraternidad: o empezamos a construir la “civilización de la solidaridad” o nos hundimos en el egoísmo destructor. Los afectados pueden aprender la autogestión, los humanistas y los creyentes vamos probamos la verdad de nuestra fe en el hombre y en la comunidad. Todos vamos a salir engrandecidos en un Ecuador más fraterno, si así lo queremos.