lunes, 22 de febrero de 2016

Mis ARTÍCULOS de opinión del mes de ENERO en el diario El Telégrafo



Domingo 31 de enero de  2015.

Estimadas/os amigas/os y compañeras/os de camino, buenos días.
Esperando que estén bien.

He aquí mis artículos de enero en El Telégrafo.
-        Cuatro, cuarenta y cien… o una imagen de la sociedad.
-        ‘Todo va de mal en peor’… dicen los falsos profetas.
-        Busquen primero el bien común… el Reino estará más cerca.
-        Cuando queremos avanzar… no damos marcha atrás.

Como suplementos en Archivos, les envío una hoja para la inscripción a la Escuela virtual de Formación para los/as animadores y asesores/as de las CEBs latinoamericanas. Unos la irán conociendo y otros se inscribirán.
-        Para este punto ver la página blog: CEBs.

¡Buena lectura y buena decisión!

Fraternalmente.
Pedro.

Nota. En Archivos la hoja de inscripción para la Escuela.
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1.   CUATRO, CUARENTA Y CIEN, Pedro Pierre

Con un altercado positivo y aleccionador comenzó el año nuevo. Para preparar la quema de los años viejos se le ocurrió a la directiva nada más que ¡cortar árboles del parque!, árboles y plantas descuidadas pero regadas por algunos vecinos. “¡Eso no puede ser!, dijo una familia de cuatro personas. A la medianoche se acercaron las familias -unas cuarenta personas- para quemar ‘su viejo’ sin más pensar. “¡Aquí no, no por favor! No destruyamos la naturaleza que cuida de nosotros”, dijo el cuarteto. Discusiones. Insultos. Pero firmeza de los cuatro. ¿Y los cien? Mirando desde su ventana, indiferentes, sonriendo y riendo. Finalmente los viejos se quemaron en un lugar baldío; y vinieron los abrazos y el compartir de frutas y licor… aunque faltara corazón a la fiesta.
Lecciones. Primero: nos hace falta ser muchas personas para hacer respetar los derechos de las personas y de la naturaleza. Segundo: Siempre encontraremos un número significativo de gentes que no le importan ni los derechos ni su propia dignidad ni el uso de medios violentos para destruir la convivencia y el entorno natural. Tercero: Siempre habrá una mayoría que, como borregos, se queda de mirones para ver cómo actuar o no en beneficio propio, sin criterios, sin valentía, subiéndose a la ‘camioneta’ de quiénes gritan más fuerte.
¿No será este altercado un símbolo de lo que pasa en Ecuador? Las y los que buscan y luchan por un Ecuador más justo, más inclusivo, más pluricultural serán -seremos- siempre una minoría: la búsqueda del bien común es una lucha permanente que atrae muchos altercados, insultos, golpes y sufrimientos. Por otra parte, los ricachones de siempre y los que lo quieren ser no descansan para mantener y aumentar sus privilegios a costa de los demás, de la verdad, de la convivencia nacional y de la naturaleza. En fin está la mayoría que sigue la última moda impuesta, la superficialidad del momento, la complicidad destructora, la indiferencia perversa.
¿Qué será en año 2016? Será lo que lo haremos y lo que lo dejaremos hacer a los demás. Ecuador es lo que somos, lo que vivimos, lo que dejamos de hacer, lo que permitimos hacer a los demás. Lastimosamente no se sigue generalmente a la minoría constructora de una vida mejor y de un país más digno… porque cuesta: cuesta tiempo, dificultades, problemas. ¿Dónde nos ubicaremos? No digamos que seremos del grupos de los cuatro, porque de vez en cuando nos cambiamos de bando: pasamos al grupo de los aprovechadores de siempre para defender y aumentar nuestros pequeños y ridículos privilegios, como también pasamos al grupos de los pasivos, indiferentes y cobardes… por vivir como personas de segunda y tercera categoría. ¡Qué pena!
¿Cuándo empezaremos a ser más humanos, es decir, más dignos, más verdaderos, más solidarios y más valientes? Un año nuevo es una nueva oportunidad: no faltarán ocasiones si queremos verlas y asumirlas. Así decía Jesús a los enfermos y también a algunos muertos: “Levántate y anda”. Curémonos de enfermedades que nos paralizan y resucitemos de una vida más muerta que viva.


2.   “TODO VA DE MAL EN PEOR”, Pedro Pierre.

En ese comienzo de año no faltan los profetas de desgracias para anunciarnos que “todo va a ir de mal en peor”. En lo personal desesperan de las personas y nos hacen creer que estamos en una situación tan catastrófica que no es posible abrir la boca ni mover un dedo. En lo familiar describen la descomposición más total de una juventud perdida y de adultos irresponsables. En lo social pregonan que el individualismo triunfante y el consumismo desenfrenado no dejan espacio para enfrentar los desafíos inmensos que se nos presenta. En lo político presentan las fueras oscuras que todo lo trastornan. En lo religioso nos quiere hacer creer que Dios está dormido en un cielo inalcanzable.
Es cierto que los problemas individuales, familiares, sociales, políticos y religiosos existen y nos pueden parecer a veces fuera de nuestro alcance. La maldad es grande y la violencia tenaz. Pero si empezamos a mirar las cosas desde abajo veremos millones de personas y comunidades viviendo de otra manera.
Es hora de retomar confianza en nosotros y nosotras para, por una parte, descubrir que los problemas son nuestros como también su solución y, por otra, que somos capaces individual y colectivamente aportar nuestro granito de arena a una sociedad más armoniosa y fraterna como sucede en muchas partes. Ahora los grandes científicos nos dicen que somos parte de un universo con una fuera creativa que nada detiene. Esta creatividad cósmica ha sido capaz de superar las catástrofes más espantosas y crear el ser humano que somos hoy y que no ha terminado que evolucionar.
Al lado de las familias descompuestas existen un sinnúmero de hogares que han decidido vivir en la sencillez para no dejarse llevar por el consumismo mortal, que apagan el televisor para conversar y decidir juntos, que se reparten las tareas cotidianas y tienen el tiempo de participar de muchas actividades sociales, culturales y deportivas.
Están cada vez más claros los derechos colectivos y los de los pueblos para llevar adelantes sus proyectos nocionales y continentales. Vemos que las guerras no son más que proyectos que destruyen lo mejor de los avances humanitarios y sólo buscan mantener los privilegios de los que se creen los más fuertes sin más propósito que aumentar sus privilegios materiales. La “fuerza histórica” de los pobres y de los pueblos pobres son una inmensa reserva de iniciativas y sabidurías que nos abren a la esperanza y la solidaridad para la puesta en marcha de un modo más adecuado de vivir en sociedad al nivel del planeta. La experiencia de movimiento zapatista en México es el ejemplo claro no solo de resistencia a un sistema que busca desaparecerlos sino de vivencia con raíces milenarias con más igualdad, responsabilidad y participación.
San Pablo nos advertía: “La creación entera está en dolores de parto” para alumbrar una humanidad nueva. Reconocemos el significado de nuestros esfuerzos y el sentido de nuestros sufrimientos por constituirnos como hombres nuevos, mujeres dignas y pueblos fraternos.


3.   BUSQUEN PRIMERO EL BIEN COMÚN, Pedro Pierre.

Cuando escuchamos o decimos que estamos en una época de crisis, ¿cómo nos ubicamos? Las posturas son múltiples y las salidas no muy claras. Tal vez deberíamos hablar de cambios más que de crisis. ¿No vendría la crisis porque no sabemos cambiar, o sea, adaptarnos a la nueva era en la que estamos entrando? Un mundo se acaba, un mundo que nos daba seguridad. Es en estos decenios que hemos descubierto la globalidad, o sea, la conciencia de que el planeta tierra ha pasado a ser una gran aldea que podemos conocer, visitar, sopesar. Esta novedad nos está trayendo muchas sorpresas. Arriesguémonos a presentar una de estas realidades universales que nos pueden ayudar a salir de la crisis de pérdida de valores y sentido. Quiero hablar del ‘bien común’: trabajar por el bien común, el bien común global que comienza donde vivimos y trabajamos.
Si somos una sola humanidad, tenemos muchas cosas en común, tenemos muchos bienes comunes. El ‘Bien Común’ no es más que la suma de todos los bienes que nos son comunes. Estos bienes comunes son a la vez materiales e inmateriales. Materiales como el aire, el agua, las carreteras, la naturaleza, el mismo territorio, sus materias primas… Son también inmateriales como la educación, la historia del país, la herencia de grandes personajes, las religiones, el idioma, los derechos, la literatura… Al mismo tiempo descubrimos que varios de estos bienes comunes han sido privatizados: nos han despojamos o nos hemos dejado desposeer de lo que nos es común y que ahora no podemos disfrutar como fuera debido. Hemos “perdido el sentido común”; hemos perdido el sentido de la comunidad; nos hemos vuelto individualistas, es decir “propietarios privados” de lo que pertenece a todos, imitando las grandes corporaciones, transnacionales, multinacionales que acaparan cada vez más y más bienes, sobre todo bienes comunes para aumentar ilimitadamente su poder y su riqueza. Los Estados, influenciados por el capitalismo, ha vendido o cedido a particulares muchos bienes comunes, muchos bienes llamados ‘nacionales’, es decir, de la nación, del conjunto de los ciudadanos. En nuestros tiempos ¿qué es lo que queda de nuestros bienes materiales e inmateriales? Muchas veces bien pocas cosas…
Debe ser en gran parte por eso que hemos perdido valores y sentido de las cosas y de la misma vida. Nuestro mundo global se reduce a nuestros medios personales… cada vez menos personales. Si no hay bienes comunes, ¿qué valdrán los bienes personales? “En cosas que se mueren puse el corazón,/ con cosas que se mueren me voy muriendo yo”. ¿No será que retomando el camino de los bienes comunes vamos a encontrar nuevos valores, nuevos sentidos, nueva fe y nueva vida? Estoy seguro que nos estaremos haciendo una nueva humanidad.
El papa Francisco acaba de invitar a los jóvenes a “caminar contra corriente… aprender a ser valiente en el amor concreto y desinteresado… Apostad por los grandes ideales, por las cosas grandes… Poned en juego vuestra vida por grandes ideales… para poder construir un mundo más justo y fraterno”.


4.   CUANDO QUEREMOS AVANZAR… Pedro Pierre

¡Cuando queremos avanzar, no damos marcha atrás! No parece evidente. Pero ¡cuántas veces nuestras actuaciones demuestran lo contrario! Así somos de contradictorios. La frase original proviene del vicepresidente de Bolivia, Álvaro García Linera, a los 10 años de la presidencia del presidente Evo Morales: “Para avanzar no hay que retroceder”. Hacía alusión a la elección por una parte en Argentina de un presidente de derecha que gobierno por decretos sin respetar las instituciones, ni los avances sociales alcanzados, ni los derechos laborales en particular. Por otra parte se refería a Venezuela donde la oposición logró una mayoría en el Congreso.
Estas situaciones se dan por la guerra económica que han desatado contra América Latina el gobierno de Estados Unidos y las multinacionales. Habiendo perdido espacios de influencia en la mayoría de los países, quieren a toda costa recuperarla a como sea. En cada país con gobiernos progresistas las fuerzas de derecha se han unido a esta guerra contra su propio país para volver al poder, aumentar sus ganancias y seguir con sus ambiciones de poder sin límite.
En Ecuador el desprestigio contra el presidente Correa, las críticas de toda clase contra sus opciones y realizaciones, las mentiras y las calumnias no han cesada desde sus 8 años de gobierno. En este año previo a las próximas elecciones presidenciales y legislativas, la guerra económica y mediática va a seguir y aumentar en virulencia, para confundirnos, hacernos dudar de nosotros mismos y “pescar a río revuelto” afín de recuperar su protagonismo, beneficiarse de los progresos alcanzados, revertir los avances logrados y volver a considerar el país como su propiedad personal para el beneficio exclusivo de sus intereses inmediatos. Quieren “dar marcha atrás”…
¡Ojalá no nos dejemos engañar tan fácilmente creyendo mentiras evidentes y promesas vacías! Por experiencia sabemos cómo han gobernado el país mediante el saqueo, la represión, las desapariciones, las ejecuciones extrajudiciales, el robo descarado, la corrupción como forma de gobierno, las privatizaciones de la salud, la educación, los recursos naturales, la información…
Es cierto que estamos lejos de los mayores ideales de la programada revolución ciudadano, o sea, un gobierno a partir de las organizaciones sociales, sindicales e indígenas, una participación ciudadana consciente, organizados y protagonista, el tránsito hacia un socialismo humanista, latinoamericano y del siglo 21, una sustitución progresiva a la explotación petrolera y minera… Muchos buenos pasos se han dada. Por las falencias en las que hemos caído, no podemos echar a perder todo lo bueno que estamos gozando para que los politiqueros de ayer y de hoy nos lo vayan quitando. Tenemos que aprovechar lo mejor de Bolivia, Cuba y de los Zapatistas en México, para continuar progresando en el camino abierto y profundizando en conciencia, organización y protagonismo. No nos dejemos corromper por las voces engañosas que se visten de mansas ovejas mientras son unos lobos feroces; así decía Jesús.