A R T Í C U L O S D E A G O S
T O
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Esperanzados
en un presente complejo… una tarea colectiva.
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El gusano
que se vuelve mariposa… o cómo lo imposible que se hace real.
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El
problema no es Trump… es ¿cómo llegó a ser presidente?
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La
salvación está en la comunidad… solos, nos perdemos.
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‘Cambiaron
mi canción’… pero no la perdí.
1. ESPERANZADOS
EN UN PRESENTE COMPLEJO, Pedro Pierre
En todas partes las situaciones se presentan como
complicadas. Es que estamos en un cambio de civilización, en la construcción de
una nueva cultura, una nueva convivencia, una nueva ciudadanía global. De ahí
la confusión general, diría... "normal". En Ecuador, mucho caos. En
Europa mucho descontrol. En Estados Unidos, Trump se parece a “un burro con
plata” (¡Perdón a los burros!), diabólico. En África muchas masacres y
migraciones. En Asia bastante inestabilidad. Por todas partes está la
globalización neoliberal que todo lo quiere controlar y que lo trastorna y
destruye todo. Al mismo tiempo hay realidades que mueren, otras no quieren
morir y muchas otras que nacen. El desafío de cada uno de nosotros es discernir
las que nacen y estar de ese lado, para no ser ‘muertos en vida’.
Creo que debemos aprender a pensar y actuar de
manera más sencilla y, con mucha humildad y tranquilidad, ir a lo esencial. Es
momento de esperanza. La vida y el amor que habitan el universo no se detienen
y avanzan con nuevos rostros, con nosotros si así lo queremos o sin nosotros si
caminamos equivocadamente. Todo eso es una invitación a mirar el mundo y las
religiones con ojos esperanzados.
En la sociedad, crece la violencia de las grandes
potencias dominadoras que se sienten acorraladas como nunca antes. Quieren seguir
controlando tanto el saqueo indiscriminado de las materias primas como las
protestas de los pueblos que las poseen y no se la quieren dejar quitar sin más.
La violencia de las multinacionales y de sus Estados es tanto mayor a medida
que la conciencia, la resistencia y las alternativas de los pueblos avanzan y
sacuden todos estos imperios. En el pasado, los conflictos eran localizados.
Ahora son globales y tienen repercusiones en todas partes. De ahí las
migraciones masivas, la organización de la miseria, la destrucción de países,
el creciente robo de materias primas, la pasividad cómplice de los países que
vienen cómodamente, la angustia de las generaciones más jóvenes...
En las Iglesias y las religiones la crisis también
es grande. Tal vez las que mejor resisten son las religiones ancestrales. En la
Iglesia católica, la crisis es particularmente catastrófica. Hace 55 años, un
Concilio, o sea, una reunión de obispos de todos los países católicos, fue
convocado en Roma para actualizar la Iglesia católica, siendo dicha reunión su
máxima autoridad. Se abrió puertas y ventanas para desempolvar las conciencias
dormidas y las estructuras obsoletas. Esto no fue el gusto de una mayoría de
obispos y cardenales, como también de los papas Juan Pablo 2° y Benedicto 16,
que buscaron volver al ‘pasado maravilloso de la Edad Media’. Frente a las
grandes tensiones internas, el papa Benedicto ‘botó la toalla’. Se eligió al
papa Francisco para reformar la Curia romana y encausar la Iglesia según la
vida y el testimonio de Jesús: volver a lo único absoluto, tal como lo fue
confirmando el papa Pablo 6°, es decir, trabajar a la implantación, por una
parte, de la fraternidad y de la justicia en el planeta y, por la otra, el
respeto a la naturaleza: Jesús llamó esta tarea ‘el Reino’. A eso se está
empeñando el papa Francisco a pesar de las muchas resistencias y oposiciones
tanto internas de los grupos tradicionalistas como externas de los gobiernos
neoliberales y sus transnacionales.
Es tiempo de discernir todas las
iniciativas que nacen por todas partes, en particular desde los pobres
organizados que defienden la vida, la naturaleza, la fraternidad y la justicia,
con un horizonte de trascendencia. En América Latina, los Pueblos indígenas con
su cosmovisión y la Iglesia de los pobres con su teología de la liberación van
por este camino.
Individualmente debemos integrar
grupos humanos, asociaciones, organizaciones sociales, movimientos políticos
que se enrumban por estos objetivos. O nos perderemos en el individualismo
mortífero, el consumismo deshumanizador y la complicidad perversa con el
neoliberalismo. Se trata de vivir sencilla y fraternalmente para no
aumentar la destrucción de la naturaleza y de ponerse del lado de las víctimas
de todo tipo para compartir sus anhelos y sus luchas.
Estamos en un momento de
opciones decisivas y esperanzadoras si avanzamos hacia una 'nueva Tierra' y una
Humanidad reconciliada. Esto no se hace sin sufrimiento: es, según san Pablo,
“el parto de la humanidad que gime de dolor”. Es el camino que nos enseñan la “paciente
impaciencia” de los humildes y el coraje de las y los que quieren vivir en
plenitud, pero todos ‘en comunidad’.
2. EL
GUSANO QUE SE VUELVE MARIPOSA, Pedro Pierre
La creación es sorprendente. Por ejemplo el caso del gusano
que se vuelve mariposa. Todos sabemos de esta metamorfosis, es decir, a la vez
un cambio y una ruptura: un animal que sólo camina en la tierra se poner a
volar… y no sólo eso sino que su cuerpo de mariposa poco tiene que ver con su
anterior cuerpo de gusano. Se vuelve un insecto totalmente diferente, a partir
de células que, en un momento dado, producen este cambio radical.
En la evolución de las especies se pasa progresivamente de
un nivel al otro, pero en continuidad: el primer paso prepara el siguiente y
así de sucesivo. La metamorfosis del gusano en mariposa no nos parece ‘normal’
porque rompe esta continuidad: no se trata sólo de un cambio de forma, sino un
cambio de ‘estructura’. Esto lo podríamos llamar ‘milagro’, porque rompe el
esquema ‘normal’… a pesar de que es muy ‘natural’, es decir, según su
naturaleza porque es capaz de lograrlo.
Esta originalidad consiste en pasar a un grado distinto y
superior de existencia. Si lo pensamos bien, esta situación nos permite creer,
diría, en lo ‘imposible’. Pero eso está inscrito en la creación. Pienso que
podemos afirmar que es una capacidad de todos los seres creados, ya que todos
somos ‘de la misma especie’: somos una inmensa cadena de evoluciones que han
llegado al desarrollo ‘consciente’ que es el ser humano. No somos esencialmente
diferentes, sino un eslabón más de la expresión de la vida: ¿no se podría decir
que todos los seres vivos, incluida la materia, tenemos el mismo ‘ADN’, la
misma estructura fundamental? Si el gusano tiene la capacidad de volverse
mariposa, ¡cuánto más nosotros los humanos podemos lograr cambios radicales! La
creación no ha terminado, sino que el proceso de la vida es progresivo y en
constante mejoramiento. La vida no sólo se multiplica en cantidad: la vida da
nacimiento a nuevas vidas, sino también en calidad: la vida que nace va a ser
mejor que la matriz que la ha producido. Y eso es la razón de nuestra
existencia: no sólo hacer crecer la vida en cantidad, sino en calidad.
Si no lo logramos, es que estas células, estas neuronas no
han despertado: Están dormidas. No encuentran un ambiente que les permite
desarrollarse o no han madurado lo suficiente para ‘nacer’ a la novedad que
esconden. ¿Creemos en eso? ¿Creemos en nuestra capacidad de recrearnos, de cambiar
de vida, de cambiar el mundo, de entrar en la dinámica creadora del cosmos de
recrearse permanentemente en algo mejor? Así nos olvidaríamos de este mito
negativo del ‘pecado original’, de esta realidad inexistente pero tan
incrustada en nuestra mente, de que los humanos ‘lo dañamos todo’, mientras
estamos llamados a transformarlo todo… a imagen del gusano que se vuelve
mariposa. Eso sí que es una ‘Buena Noticia’.
En nuestro mundo de desastres trágicos organizados por
nosotros mismos, en las guerras que se multiplican atrozmente por medio del
imperio del mal liderado por un Trump diabólico, en la catástrofe del
calentamiento global provocado por nuestra indiferencia o nuestra complicidad,
en los individualismos y egoísmos cínicos que vivimos en el día a día, en el
odio que producimos por nuestra pequeñez humana o nuestra maldad… la mutación
del gusano en mariposa nos acusa de pesimistas, pasivos, fatalistas,
insolidarios, destructores, infames, criminales… mientras tenemos la capacidad
de transformarnos, transformar nuestras sociedades y salir de los infiernos que
nosotros mismos construimos o dejamos construir.
Por eso están en nosotros el deseo inquebrantable de
felicidad, la certeza de que el paraíso ‘perdido’ (otro mito) no está detrás de
nosotros sino por delante, la fuerza irresistible de las utopías concebidas
como sueños de hoy que serán realidades mañana, ‘el amor más fuerte que la
muerte’ como lo poetiza el Cantar de los Cantares, la seguridad de que ‘otro
mundo es posible, urgente y necesario’… Eso está por nacer si nos unimos, si
despertamos en cada uno de nosotros la y las espiritualidades que nos habitan,
si nos dejamos poseer por el amor sembrado en nuestros corazones, si nos
abrimos al Misterio de la Vida que nos abarca a todas y todos, si desplegamos
la fuerza de Dios viva en cada una y cada uno de nosotros, tal como supo
desarrollarla ‘un tal Jesús’ y cuántos grandes personajes, mujeres y varones,
de la historia de la Humanidad. Creo firmemente que eso es posible, que hacia
eso vamos más temprano que tarde, porque es nuestra necesidad más urgente,
porque somos mucho más grandes de lo que nos imaginamos, y porque muchas y
muchos creemos, trabajamos y damos la vida por más y mejor vida. ¡El gusano que
se vuelve mariposa nos lo significa concreta y materialmente!
3. EL
PROBLEMA NO ES TRUMP, Pedro Pierre.
Los calificativos negativos a
las palabras y actuaciones del presidente de Estados Unidos son casi
innumerables y en su propio país. Hasta los obispos católicos lo van
cuestionando duramente… Y se nos quiere hacer creer que tiene 67% de opción
favorable para una nueva candidatura a la próxima presidencia del país. La
cuestión principal es preguntarnos: ¿Cómo es posible que un tal presidente haya
podido ser elegido y se mantenga sin mayores problemas, haciendo lo peor que le
viene en gana? Esa es la verdadera crisis humanitaria de Estados Unidos y de
los demás países autollamados ‘civilizados’. ¡Trump no pasa semana y casi día
sin que atropelle los derechos humanos y el sentido común! Estamos frente a una
dictadura de lo absurdo y de lo diabólico. En su tiempo, Jesús de Nazaret llamó
esta perversidad “el pecado contra el Espíritu”, o sea, hacer pasar la mentira
y la maldad como vedad y bondad. Hemos llegado al colmo de la desgracia. De
allí proceden las mal llamadas guerras ‘humanitarias’, guerras declaradas sin
agresor ya que son preventivas por si acaso la pudieron declarar, guerras que
matan más civiles que militares, guerras innecesarias que dejan los países
totalmente aniquilados y duraderamente empobrecidos (por eso las
multitudinarias migraciones)…
Los grandes responsables de
esta situación son los medios de comunicación en manos de un puño de ricachones
que pagan millonadas para que así pasen las cosas, haciéndonos creer que es lo
mejor y que no hay alternativa. Hemos llegado a la gran manipulación de hacer
aceptar como bueno lo que es sumamente dañino para toda la humanidad y la misma
naturaleza. Un periodismo que informe la verdad está totalmente marginado,
perseguido y casi aniquilado: lo hemos visto con la entrega de Julián Assange a
la supuesta justicia de Inglaterra. Hay que saber también que la mayoría de
estos ricachones son los señores de las guerras que se dedican a producir armas
y más armas cada vez más sofisticadas para la destrucción masiva e instantánea.
Estos señores de la guerra y responsables de esta catástrofe planetaria son los
accionistas de la Banca Federal norteamericano o Banco Central de Estados
Unidos, el banco privado de los más ricos del planeta. Se reúnen anualmente en
Davos, Suiza, para pulir esta mundial máquina de guerra, de despojo y de
manipulación. ¡Bendita Suiza que lo acoge tan amablemente!
Además de marginar un
periodismo responsable, nos manipulan de tal manera que pasamos a ser
espectadores pasivos y silenciados de nuestros propios castigos. Los que no
queremos ser cómplices de tales abusos generalizados nos tachan de agitadores,
desquiciados y ‘terroristas’. ¿Y la gran mayoría de la población? ¡Muy bien,
gracias! Ocupada en mirar telenovelas deshumanizadoras. Ocupada en manipular
teléfonos de la cuarta o quinta generación que dan la sensación de estar
acompañados de ‘un millón de amigo’ virtuales y desechables. Ocupada en mirar
partidos de futbol sobre partidos de futbol, con cerveza en la mano, ahora no
sólo de varones sino también de mujeres. Ocupada en esconder su miseria, su
hambre de pan y de dignidad, su desempleo, sus enfermedades, su vida fracasada,
su horizonte sin esperanza, ya que las víctimas de este sistema mortífero se
las califica de vergonzosas, gente vaga y perezosa, inútil, descartable y
¡mejor que desaparezca muriéndose rápido!
¿Y las Iglesias, ‘maestras de
la verdad y expertas en humanismo’? Si no son capaces de unirse para defender y
promover la paz, volvamos a la espiritualidad que anida en todos los corazones
para sacar valor en favor de la fraternidad universal. En esta espiritualidad,
sin Iglesias ni religiones, encontraremos la capacidad de comulgar con el gran
Misterio de Vida y de Amor que habita en el cosmos y todos los seres vivos. Este
nos hará fuertes y valientes para convertirnos en hombres nuevos y mujeres
dignas afín de hacer de nuestras vidas el lugar de lucha para una humanidad
reconciliada consigo mismo y con la naturaleza. Esta espiritualidad no
permitirá desterrar la guerra y, como lo canta María la madre de Jesús en su
Magnificat, seremos presencia de este Misterio de Vida y Amor que dé “un golpe
con todo su poder para deshacer a los soberbios y sus planes, derribar a los
poderosos de sus tronos y exaltar a los humildes, colmar de bienes a los
hambrientos y despedir a los ricos con las manos vacías”.
También demos preguntarnos,
¿por qué en Ecuador pasa lo que está pasando? El problema no es Moreno. El
problema no es Trump. El problema lo somos nosotros y nosotras, demasiados vacíos
de conciencia, valentía, unión, fraternidad y fe. Solamente tenemos la vida y
el mundo que nos merecemos, mientras los aceptamos.
4. LA
SALVACIÓN ESTÁ EN LA COMUNIDAD, Pedro Pierre.
Todas y todos buscamos
solucionar nuestro anhelo de felicidad. La realidad es que no la buscamos de la
misma manera ni en el mismo lugar. La mayoría de nosotros somos bautizados, es
decir, puestos en el camino de Jesús y su proyecto de fraternidad y justicia
universal… Pero la verdad es que a la hora de decidir otras son nuestras
prioridades, ya que decidimos en función de otros intereses.
Para la mayoría, la prioridad
casi absoluto es la búsqueda del dinero: el dinero es la solución. Tal vez sin
darnos cuenta, él pasa a ser nuestra primera y casi única preocupación. Todas y
todos necesitamos de un mínimo de dinero para vivir dignamente. Jesús no ha
condenado el dinero como tal: el grupo de sus apóstoles hacían bolsa común,
ayudados en eso por la generosidad de algunas mujeres más acomodadas. Jesús
condenó el dinero cuando pasa a ser un absoluto que condiciona toda nuestra
vida, nuestra familia, nuestras actividades, nuestros objetivos: es el amo que
nos dicta sus leyes; nos esclaviza. Jesús condenó también la riqueza, o sea, la
acumulación de dinero, porque cuándo tenemos más de lo suficiente estamos
quitando a otros lo que les corresponde. La acumulación de dinero es fruto de
la explotación y del robo: Es la Doctrina Social de la Iglesia que califica así
la acumulación de dinero. Quedémonos con estas palabras de Jesús para encontrar
el justo equilibrio con referencia al dinero: “¡Con ese maldito dinero, háganse
amigos!”
Todo
esto nos hace preguntar: ¿Cuál es nuestra primera prioridad? Unos no pueden
vivir sin mirar todos los partidos de futbol de su equipo favorito, los del
equipo nacional, los de América latina y los del mundial de futbol. Esclavitud.
Otras no pueden perder ningún capítulo diario de una o varias novelas, sea de
madrugada, de día o tarde en la noche. Esclavitud. Otros no pueden pasar el día
sin tomarse unas cuantas cervezas ni terminar la semana sin emborracharse.
Esclavitud. Otras gastan casi todo su dinero y su tiempo en comprarse ropa de
la última moda y maquillaje de último modelo para aparentar lo que no son.
Esclavitud. Otros tienen la pasión de las motos, o de los carros, o de comprar
casas… en perjuicio a la familia, a la profesión, a la misma salud. Esclavitud.
¡Estamos
lejos de la religión! Como también lejos de una vida verdaderamente feliz
porque confundimos placeres pasajeros con felicidad que nos llena y llena la
familia. Nos asedia una cierta soledad e insatisfacción y pensamos que las
vamos a eliminar con más dinero, más futbol, más cerveza, más novelas, más ropa
y maquillaje, más carros y casas… sin darnos cuenta que las cosas nunca van a
llenar nuestro anhelo de verdadera felicidad.
La
felicidad está en la amistad, el amor y la fraternidad. Mientras no estaremos
seguros de esto, la felicidad será como nuestra sombra… ¡que se aleja cuando la
perseguimos! Conclusión: la solución es la comunidad, la comunidad de amigos,
la comunidad familiar, la comunidad de vecinos, la pequeño comunidad cristiana
que nos reune en nuestras casas. Allí vamos a encontrar la verdadera felicidad
y sobre todo los caminos para conservar y aumentar esta felicidad. Sólo en
comunidad acertamos donde apostar para ser duraderamente felices. Esto está al
alcance de todas y todos, pero muchas veces preferimos perdernos por caminos
que nos alejan definitivamente de la felicidad profunda. Recordemos la canción:
“En cosas que se mueren, puse el corazón. ¡En cosas que se mueren, me voy
muriendo yo!” Para no ser ‘muertos en vida’, la solución es la comunidad… sin
olvidar la comunión con la naturaleza y con el gran Misterio de la Vida y del
Amor que todo lo abarca.
Aprendamos entonces a pasar de
‘lo mío’ a ‘lo nuestro’ y del ‘yo primero’ al ‘nosotros’: la felicidad será
nuestra fiel compañera de camino. ¿Y no será eso ‘la salvación’? Por supuesto
que sí.
5. “CAMBIARON
MI CANCIÓN”, Pedro Pierre.
Es el título de una canción
que acabo de escuchar: No la conocía ni su cantante… Es una protesta por el
maltrato que se está dando a la naturaleza, a los animales, a las personas: un
crimen de lesa naturaleza, una inhumanidad en el trato de los bosques, los
ríos, el aire…. los pobres. Volvía a protestar porque en las redes sociales
habían ‘clonado’ su canción: sobre la música habían puesto otras palabras que
poco tenían que ver con el texto original. ¡Cuánta gente mala para ‘cambiarle
su canción’!
¿No será también lo que nos pasa a nosotras y nosotros? A
veces se nos malinterpreta porque no gusta lo que decimos y nos hacen decir lo
que no hemos expresado. Se nos cataloga de equivocados porque no se quiere
escuchar temas que hacen pensar, que cuestionan una manera de vivir, que
denuncian actitudes injustas… ‘Nos cambian la canción’, para que sea más
apetecible y favorable a intereses materiales, políticos y financieros.
Ahora las falsas noticias se
han hecho un inmenso negocio. Hay innumerables empresas que se han
especializado en ofrecer sus servicios para lanzar mentiras, hechos
inexistentes, reflexiones erróneas, informaciones inventadas, meditaciones
religiosas de mala fe… Leemos este conjunto de engaños que llegan gratuitamente
y muy bien presentados a nuestros celulares; muchas veces los creemos porque
saben lo que nos gusta y no nos gusta, porque justifican nuestros vicios y
maldades… Nos cambian la verdad haciéndonos creer en la belleza y bondad de la
mentira y la maldad. ‘Nos cambiaron la canción’…
Eso pasa a las parejas: se
prometen amor eterno haciendo corazones enlazados por flechazos amorosos. Lo
certifican tanto ante la autoridad civil como en el altar: “Te amaré por
siempre en las buenas y en las malas: hoy más que ayer y menos que mañana”.
Pasan los años: los egoísmos, las infidelidades y el machismo relegan estas
promesas en un sueño que se vuelve pesadilla. Son las mujeres que se quejan que
‘se les cambió la canción’.
Cada vez más jóvenes están
asustados por la destrucción inmisericorde de la naturaleza, los suelos, el
agua, las especies vegetales y animales, la Amazonía y la convivencia humana.
La propaganda les presenta una vida paradisíaca cuando la realidad muy
diferente, en particular por la falta de empleo y la marginación. A ellos
también se les ‘cambió la canción’.
Así nos manipulan haciéndonos
creer falsedades, haciéndonos caer en actitudes que son dañinas… Los entendidos
dicen que de esta manera se eligió a Trump en Estados Unidos y Bolsonaro en
Brasil. Estas manipulaciones de masas se dan en les redes sociales gracias a su
ampliación por los grandes medios de comunicación escrita y televisiva.
‘Cambiaron mi canción’ se puede decir también del actual gobierno que se eligió
para continuar la Revolución Ciudadana corrigiendo sus errores, y nos
encontramos gobernados por partidos y gentes de derecha y extrema derecha que
habían perdido las elecciones.
¿No estará pasando lo mismo
con Jesucristo? Vino para hacer realidad el Reino de Dios, o sea, la
fraternidad universal y la justicia en nombre de Dios. Envió a sus seguidores
para continuar esta misión. Hoy los ministros de nuestras iglesias, en su
inmensa mayoría, se pasan todo el tiempo celebrando misas y sacramentos con
gentes que poco o nada tienen que ver con el Reino de Dios. Al papa Francisco
que nos ayuda a volver a Jesús y al Reino, lo están calumniando de hereje y
anticristo… A Jesucristo también, ‘le cambiaron la canción’…
Y nosotras y nosotros, ¿hemos
escuchado nuestra canción interior que en definitivo es nuestro sueño de vida,
amor y felicidad? ¿Hemos dejado expresar la fuerza y la grandeza que nos
habitan? ¿Nos hemos sentido identificados con compromisos que engrandecen la
vida, embellecen el amor, cuidan de nuestra casa común, comulgan con el
misterio profundo del universo…? Todo un sistema pernicioso tiene otros
intereses: hacer a los ricos más ricos a costa de los pobres más pobres. Nos
empobrecen el corazón, nos engañan la mente, y ganan millones de millones en
sus robos, saqueos y corrupción. Muy lejos está nuestra canción de los 20 años,
nuestros sueños de años juveniles, nuestros ideales jóvenes…
Entonces: A volver a la música
primera y a las palabras originales,
para que no se nos esfume la vida y pase el tiempo perdiéndolo. Juntemos sueños
imposibles, grandes ideales, verdades eternas, para que muchos se puedan hacer
realidad, lejos de una existencia tibia y sin sabor. Abriéndonos a todas las
espiritualidades, en particular indígenas y negras, y escuchando el
grito-canción de la Tierra y de todos los que sufren, construyamos la
fraternidad sin frontera.
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