A R T Í C U L O S D E J U N I
O, Pedro Pierre.
1.
No
nos equivoquemos de camino… El camino son las Organizaciones populares;
luego viene el partido.
2.
Cambio
y Conversión van de la mano… porque el cambio es el resultado de la
conversión.
3.
‘¡Déjenme
respirar!’… es un grito universal contra el neoliberalismo.
4.
¿Será
negro Dios?... ‘¡Negra, amarilla, roja y blanca es la piel de Dios!’ dice
la canción…
5.
No a
la esclavitud moderna… en particular con el trabajo dominical.
¡Buena lectura! Abrazo fraterno.
Pedro Pierre.
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1. NO NOS EQUIVOQUEMOS
DE OBJETIVO, Pedro
Pierre.
En
ese momento el hombre malo es el presidente Moreno. Es cierto, pero ¿y si él
fuera solamente una sombra? Aquí en Ecuador el problema mayor no es el
presidente sino el sistema neoliberal que lo manipula, claro él acepta esa
situación. Pero él no es más que la sombra del neoliberalismo. De tal manera
que culpamos y queremos desaparecer una sombra. Es lo mismo cuando, en vez de
mirar lo que nos muestra un dedo, mantenemos fija la mirada en el dedo y no en
lo que nos quiere mostrar: estamos equivocados.
Fijándonos
en Moreno, dejamos bien tranquilo al sistema que nos causa los males que nos
destruyen. Así que: A apuntar al objetivo que nos está matando, un sistema, el
sistema neoliberal. Ese es el desafío del momento. Y los mismos que están
conduciendo el sistema nos están manipulando a nosotros para que peleemos sólo
con la sombra. Mientras tanto ellos logran poco a poco lo que quieren: más
poder, más dinero, más fama a costa de engaño, de nuestro despojo, de nuestra
miseria y de nuestra muerte.
Muchos
nombres, sobrenombres e insultos salen en las redes sociales salen sobre el
presidente, pero pueden ser una equivocación de objetivo. Moreno, su familia y
allegados se llevan mucha plata: se nos da nombres de bancos, números de
cuentos, países de paraísos fiscales, hasta la cantidad de dinero de las
cuentas: son datos muy reales. Pero otros se llevan mucho más. Moreno y sus
compinches se quedan solamente con las migajas.
La
deuda externo no es de Moreno y su monto es de unos 60’000 millones de dólares:
es del Fondo Monetario Internacional y de sus socios… ¡y unos son ecuatorianos!
Las multinacionales del petróleo, de la madera, de las rosas, de las drogas,
del comercio, de las mimas, de los medicamentos, de los medios de comunicación…
no las controlan ecuatorianos sino unos pocos magnates, como Bill Gates y unas
decenas más: ellos son el ‘nuevo orden mundial’ que está en marcha. Estos
magnates necesitan de cómplices ecuatorianos que les permitan desarrollar en
paz sus negocios multimillonarios: los ecuatorianos son sólo intermediarios,
tramitadores, traidores, vende patria… Por supuesto, de ellos también hay que
deshacerse, porque se están preparando para ocupar el sillón presidencia y sus
sillas adjuntas… Si nos limitamos a ganar estas batallas de segunda categoría,
habremos perdido la guerra, porque la guerra es contra el sistema neoliberal.
Estemos
atentos. El sistema neoliberal tiene mucha fuerza, la fuerza de la maldad que
llamamos Satanás, el misterio de la iniquidad que habita nuestro mundo y que a
veces nos habita también a nosotros. Nuestra lucha entonces no es sólo contra
estructuras, sino también contra esta fuerza espiritual de la maldad diabólica.
Debemos apoyarnos en las fuerzas espirituales que llamamos humanismo, fe y
espiritualidad.
Nuestra
lucha tiene a lo menos 3 campos de batalla. Primero: él de las estructuras
neoliberales que nos encadenan desde años. Segundo: él de las personas que
diseñan, dirigen y aplican estas estructuras -en caso ecuatoriano actualmente
el gobierno de Moreno en manos de los empresarios, banqueros y otros
traficantes. Tercero, el campo de la maldad diabólica que habita las
estructuras y las personas que las mantienen vivas y mortales para nosotros.
Por eso desde su reunión en Medellín, Colombia en 1968, hace más de 50 años,
los grandes obispos latinoamericanos hablaron de ‘pecado social, estructuras de
pecado, sistema diabólico’, expresiones que retoma con mucha fuerza el papa
Francisco, como ningún otro anterior a él. En su carta a los Efesios san Pablo
nos lo confirmó: “No nos estamos enfrentando a fuerzas humanas, sino a los
poderes y autoridades que dirigen este mundo y sus fuerzas oscuras, los
espíritus y fuerzas malas”.
¡Que
no nos falte esperanza! El libro del Apocalipsis nos describe la gran batalla
del Dragón contra la Mujer, aquel representando a las fuerzas diabólicas del
mal y aquella la Humanidad que somos nosotros. Felizmente esta batalla
apocalíptica termina por la victoria del Humanidad. ¿Estamos o no conscientes
de esta batalla actual? ¿Somos los actores de esta batalla? O, por nuestra
indiferencia o cobardía, nos hacemos cómplices de este sistema neoliberal que
nos destruye sin piedad. Si no ‘batallamos’, el resultado será nuestra propia
destrucción. Esto no hace entender la expresión de Jesús: “No he venido a traer
la paz, sino la guerra y la división”. La paz será el fruto de esta lucha con
el mal y los que lo ejecutan. Otra palabra de Jesús nos da esperanza: “¡Ánimo:
he vencido el mundo (de la maldad)!”… pero nos queda ‘batallar’ contra el neoliberalismo
para derrotarlo, entre todos. Ese es el momento oportuno para evitar peores
desgracias.
2.
CAMBIO Y CONVERSIÓN VAN DE LA MANO, Pedro Pierre.
Por todas partes voces se levantan para decirnos que
“Después de esta pandemia del coronavirus no podemos vivir como antes”, porque
es nuestra manera de vivir individual y colectivamente que la ha provocado o, a
lo menos, que ha permitido que se diera y se multiplicara esta pandemia. Nos
confirman que ya en 2,003 unos científicos avisaban que podía darse unas
enfermedades catastróficas parecidas a la llamada “gripe española” de hace un
siglo (1918), localizada primero en Estados Unidos, que duró 2 años y causó al
nivel mundial más de 50 millones de muertos. En 2,015, el presidente
norteamericano Barack Obama invitaba al ministerio de salud a investigar sobre
posibles gripes que se podrían transformar en pandemia… Unas malas lenguas
afirman que las grandes transnacionales farmacéuticas presionaran a los
gobiernos para no hacer nada al respecto.
Recientemente el director de la OMS (Organización Mundial de
la Salud) afirmó que la actual pandemia, que se ha extendido por todos los
continentes, está en crecimiento en particular en América Latina y África. Las
discusiones actuales giran, por una parte, en torno a una vacuna que detendría
dicha gripe, pero con muchos interrogantes críticos. Por otra parte está
también la duración de dicha pandemia con los posibles rebrotes, tal como pasó
con la gripe española que hubiera sido detectada en… 1914, o sea 4 años antes.
Frente a la situación de la pandemia actual, nos sentimos
desprotegidos y muy vulnerables. Somos ‘vulnerables’, porque no sabemos cómo
protegernos de dicha gripe y porque, si nos infecta, no tenemos a la mano
medicamentos que la combaten eficazmente. Somos ‘desprotegidos’ porque nuestros
gobiernos no se han preparado para enfrentar esta pandemia ‘anunciada’. Por
otro lado, la privatización de los servicios de salud y el gran descuido para
protegernos aumentan su propagación y sus consecuencias mortales: Ecuador es un
caso ejemplar en este sentido. La actual organización neoliberal de la mayoría
de nuestros países ha facilitado su propagación y sus consecuencias mortales:
Estamos en un sistema que privilegia la acumulación de dinero en unas pocas
manos y no la protección y el crecimiento sano de los ciudadanos. Una primera
conclusión es: Si seguimos con este sistema neoliberal, estaremos preparando
una nueva pandemia mucho más mortal que la actual. “¡Guerra avisada no mata!”
Digamos igualmente que, frente al coronavirus, somos
‘vulnerables y desprotegidos’, porque tenemos individualmente un modo de vivir
que nos enferma y no nos prepara a enfrentar ni superar tal pandemia. Nos hemos
acostumbrado a tener una manera de alimentarnos que debilita y destruye nuestra
buena salud. También está la manera desenfrenada de vivir consumiendo todo lo
que nos viene en gana sin ninguna reflexión ni límite: Obedecemos ciegamente
las propagandas de los medios de comunicación que buscan que compremos
desmesuradamente para los beneficios de las grandes multinacionales del
consumo.
Por otra parte no queremos darnos cuenta que esta manera de
vivir, comer y consumir provoca la destrucción acelerada del medio ambiente que
es nuestro hogar común. Por todas partes se nos dice de parar estas maneras de
vivir y actuar porque vamos al suicidio colectivo y a la desaparición de la
vida en nuestro planeta… Pero bien poco caso hacemos de estas advertencias.
Segunda conclusión: O cambiamos de manera de vivir o aceleramos nuestra propia
desaparición… que, en caso de seguir como estamos, va a llegar en los próximos
30 años… ¡Paremos de hacer hijos si es para enviarles a la muerte segura y
temprana!
“¡Y ahora!”… No nos queda más que una alternativa: Cambio de
sistema social y conversión personal. Cada uno de nosotros y nosotras somos los
autores o los cómplices del sistema social mortífero en el que nos encontramos.
Hemos elegido a sus organizadores o los dejamos actuar como actúan. Tal vez nos
sentimos impotentes frente a un sistema neoliberal mundializado, muy bien
organizado, protegido y defendido hasta con las armas. Este sistema se vale de
nuestra pasividad, indiferencia y complicidad. El cambio social vendrá de
nuestra conversión personal: Al cambiar cada uno ya estamos cambiado la manera
colectiva de vivir. La educación, la religión, nuestros gobernantes, los
banqueros y los empresarios, los medios de comunicación comerciales, las
grandes instituciones internacionales… nos dan pensando y actuando porque no
quieren que ni cambiemos individualmente ni sobre todo que cambiemos el sistema
neoliberal que para ellos hace del mundo un pequeño paraíso. Nos esperemos de
ellos que las cosas mejoren para nosotros. Quieren que todo siga igual y mejor
para ellos, sabiendo ellos y ahora nosotros que será y es peor para nosotros:
desempleo masivo, pobreza creciente, migración forzada, represión mortal. Si no
cambiamos, eso es lo que se nos viene encima y que ya palpamos.
‘Convertirnos’,
todos lo podemos hacer si nos lo proponemos y si decidimos organizarnos. Depende
de nosotros emprender el camino que queremos. Dios nos avisó en la Biblia,
libro del Deuteronomio: “Pongo delante de ti la vida y la muerte… ¡Elige el
camino de la vida y vivirás!” Lastimosamente, necios, ciegos, descuidados y
degenerados, elegimos muchas veces el camino de la muerte y pasa lo que está
pasando: pandemia y más pandemias. Conversión personal y cambio social van de
la mano, de nuestras manos. Ya lo decía el sabio indú Mahatma Gandhi: “¡Sé el
cambio que quieres ver en el mundo!”… porque estamos en ‘alerta roja’.
3.
“¡DÉJENME RESPIRAR!”, Pedro Pierre.
Es el grito que escuchamos por todas partes de nuestro
planeta, porque la humanidad y la naturaleza se asfixian por el maldito
neoliberalismo.
“¡No puedo respira! ¡Por favor, por favor: No puedo respirar!”
Fue el último grito de un negro norteamericano, George Floyd, asesinado por la
presión de rodilla de un policía blanco sobre su cuello, frente a las miradas
cómplices de otros 3 policías blancos. Era el pasado 25 de mayo. Sus últimas
súplicas de más de ocho minutos lanzaron la alarma mundial. Fue la gota que
hizo derramarse el vaso: protestas multitudinarias tuvieron lugar en más de 200
ciudades de EE.UU.
“¡Déjennos respirar!” siguen gritando unánime unos 50
millones de ‘pobres’ estadounidenses, la gran mayoría de ellos negros y
latinos, en el “país modelo de libertad, paraíso de la democracia”, y de otras
cuántas mentiras. Hemos visto los títulos en los medios de comunicación y las
redes sociales: “¡EE.UU., capital del racismo!” Hemos escuchado a su presidente
enfurecido contra los manifestantes y sus guerras interminables en tantos
países del mundo, alzando la Biblia o posando para una foto delante de la
estatua del fallecido papa Juan Pablo 2°: “¡Sicópata diabólico! ¡Un peligro por
la humanidad y el cristianismo!” y otros cuántos calificativos del mismo tono.
Este escándalo mayor desencadenó protestas de solidaridad y rebeldía en decenas
de ciudades de todo el orbe.
“¡Déjenme respirar!” El pasado 6 de junio del presente año,
en Guatemala, unos cristianos pentecostales quemaron vivo a Don Domingo Choc,
guía espiritual y médico maya, integrante de un equipo de investigación
científica sobre plantas medicinales, acusándolo de “brujo”. Y eso en pleno
siglo 20. Recordemos el genocidio de los Indígenas cometido por militares, en
Guatemala, en la década de los 80 del pasado siglo: “Los indios idólatras deben
morir para salvar Guatemala para Cristo”. Era la consigna del presidente, el
militar evangélico pentecostal Efraín Ríos Montt, dictador de Guatemala entre
1982 y 1983.
“¡Déjenme respirar!”. Es el grito de la naturaleza que logró
que se cumpliera este respiro durante una cuarentena de 80 días gracias a la
pandemia del coronavirus… a costa de 500.000 muertos en todos los continentes,
porque no la dejamos respirar. Desde 200 años estamos asfixiando la naturaleza
y la humanidad mediante la explotación laboral, la contaminación ambiental y la
destrucción sistemática. No hemos sabido interpretar sus gritos de alerta y
agonía en las sucesivas gripes de estos últimos 20 años: Gripe aviar, gripe
porcina, gripe de la vaca loca, gripe H1N1…
“¡Déjenme respirar!” Es el grito de la mayoría de los
ecuatorianos que lloran sus innumerables muertos -¿sabremos algún día el número
exacto?-, que están agobiados por la pobreza, el desempleo, la desesperanza
frente a un gobierno indolente y corrupto que permite el descarado saqueo del
país. Es el grito de Jorge Glas, único legítimo vicepresidente del Ecuador,
aprisionado por un gobierno traidor de las elecciones presidenciales y
legislativas, y condenado por instituciones ilegítimas y venales. Fue el grito
de miles de ecuatorianos que se sublevaron en octubre del año pasado:
indígenas, jóvenes, mujeres, sindicatos, organizaciones sociales… ahogados por
leyes mal llamadas ‘humanitarias’, que los condenan al hambre y a la migración.
“¡Déjenme respirar!” Es el grito de Julian Assange,
programador australiano, periodista y activista de Internet, fundador del sitio
web Wikileaks, que denunció los crímenes de guerra de EE.UU. En 2012 se le
acordó el asilo político en la embajada ecuatoriana en Londres, Inglaterra,
hasta que el presidente Moreno, en abril de 2,019, lo entregara a la policía
inglesa para que sea juzgado por supuestas violaciones en Suecia. Es requerido
por el gobierno de EE.UU. para ser juzgado por divulgar secretos de defensa.
“¡Déjenme respirar!” Es el grito universal del rechazo por
estar sometidos a los grandes intereses económicos y políticos, a la corrupción
de los mercados, al colonialismo, a la esclavitud impuesta por el capitalismo y
sus políticas neoliberales. Es el grito que se oye desde Palestina hasta
Chechenia, Hong Kong, Las Malvinas y África toda. También es el grito de los
‘chalecos amarillos’ de Francia y de las protestas juveniles por todo el
planeta… Es el grito de rebeldía de Cuba por el bloqueo económico, de Venezuela
asediada por el imperio yanqui, de Bolivia, Brasil, Chile, Colombia, Perú,
Nicaragua, Honduras… Y la lista no es completa.
“A pesar de lo señalado hay que encontrar la fuerza de la
esperanza, en la solidaridad entre las personas y los pueblos, escribe Adolfo
Pérez Esquivel. No bastan los lamentos, es necesaria la resistencia social,
política y espiritual de los pueblos… la resistencia y solidaridad de pueblos
en el mundo. Uno de los grandes ejemplos es la Brigada Médica Henry Reeve de
Cuba que desde hace varias décadas está en los países más pobres y necesitados.
Hoy la Brigada se encuentra enfrentando la Pandemia del Coronavirus en 21
países. El coraje del pueblo cubano es admirable y alentador para la humanidad;
es una luz de esperanza.”
“¡Quítenle la rodilla! ¡Déjenlo respirar!”, decía Jesús a
Lázaro. Perdón: “¡Quiten la piedra de su sepulcro: sólo está dormido!”, dijo
Jesús para su amigo Lázaro muerto desde varios días. Hoy se repiten las palabras
de Jesús: Los pobres y los pueblos están resucitando para la rebeldía, la
solidaridad y la esperanza. Enganchémonos en este inmenso movimiento mundial
para un futuro mejor que comienza hoy.
4. ¿SERÁ
NEGRO DIOS? Pedro Pierre
Las manifestaciones de los
negros de Estados Unidos por el asesinado de uno de ellos en manos de la
policía revela el verdadero rostro del país: todavía existen mucho racismo y
mucha esclavitud en los Estados Unidos. Estas manifestaciones nacionales han
levantado mucha solidaridad por todo el mundo. Estos acontecimientos son una
buena oportunidad para analizar nuestro racismo en Ecuador con relación a los
negros y los indígenas: globalmente es bastante enraizado.
Lastimosamente el hombre
blanco ha pasado a ser la referencia en nuestras familias: el recién nacido es
‘bien blanquito: ¡qué precioso!’, las modelos tienen que ser blancas, en la TV
ni hablar: los y las presentadoras todas tan blancas, ni preguntarnos cuánto
tiempo positivo dedican en el día a los indígenas y los negros; y en las
propagandas las cocineras y las lavanderas son necesariamente negras, y los que
cargar inmensos sacos pesados tienen que ser indígenas. No hablemos de la
educación escolar… que bien poco valora la cultura negra y la cosmovisión
indígena. Igual pasa con las Iglesias: durante siglos los indígenas y los negros
no podían ser sacerdotes… A pesar de que el blanco del Norte trajo la muerte,
la violencia, la violación, el saqueo, la religión al servicio de la conquista
y de la esclavitud… ¿Cómo no ser naturalmente racistas con todo esto?
¡Cuánta sorpresa y cuanto
rechazo produce la información de los científicos que nos dicen que la raza
humana, una y única, nació en África y nos afirman que todos somos ‘negros’ o
descendiente de negros! Lo revela la sangre de todos los humanos de hoy. A
Jesús lo presentamos pintado con piel blanca, con ojos azules y cabellos claros
cuando ha sido de tez oscura, de ojos cafés y de cabellos negros… ¿Por qué
somos tan poco honestos con la historia y la realidad de Jesús los que nos
decimos cristianos? Bien poco caso hacemos del negro que ayudó a Jesús a cargar
con la cruz, Simón de Cirene, o sea, del Túnez al norte de África. Otra
curiosidad católica es la de los ángeles: ¿quién ha visto ángeles negros? Tal
vez nos haya despertado el grupo musical chileno del mismo nombre, “Los Ángeles
Negros”, que por los años ’70 cantaban: “Pintor nacido en mi tierra con el
pincel extranjero,/ ¿por qué desprecias mi color?/ ¡Nunca te acordaste de
pintar un ángel negro!/ ¡Píntame ángeles negros!”
Demos un paso más: Si la raza
humana ha nacido en África y si, como dice el libro del Génesis, Dios nos ha
“hecho a su imagen y semejanza”, ¿de qué color será la piel de Dios? Por
suerte, una canción conocida nos orienta y nos saca un poco del susto: “Papá, ¿de
qué color es la piel de Dios?/ Dije: Negra, amarilla, roja y blanca es./ Todos
somos iguales a los ojos de Dios.”
¿Habremos escuchado hablar de
la Teología negra de la Liberación y de su portavoz máximo James Cone? Y no
viene de cualquier país perdido en África, sino de los mismos ¡Estados Unidos!
James Cone scribió su Teología negra de la Liberación por el año 1970, hace 50
años, con el título provocativo de “La Negritud de Dios”… unos 2 años antes del
libro famoso del sacerdote peruano Gustavo Gutiérrez: “Teología de la
Liberación”, que marca el comienzo de esta teología en América Latina y en la
Iglesia católica.
Otras preguntas: ¿Habrán
encontrado en algún libro o en internet la cantidad de negros que salieron de
África para ser traídos como esclavos a las Américas y la otra cantidad de
murió en las caserías durante más varios siglos? Supera los 30 millones de
negros y otro tanto que murió en los viajes y las caserías africanas. El motivo
por el que trajeron a los negros es porque se acababan los indígenas de este
continente por la invasión arrasadora, las enfermedades venidas de Europa, los
malos tratos en las minas de oro y plata y en las haciendas exportadoras… Nos
da vergüenza y con razón este comercio inicuo de países, de gentes y de reyes
muy católicos. El desarrollo de Europa se construyó sobre la esclavitud, la sangre
y el despojo de las Américas y de sus habitantes milenarios… Por eso cuando se
habla de ‘deuda externa’, es legítimo preguntar ¿quién debe a quién?
Más que vergüenza, hay que
pedir perdón y aprender a ser solidarios y hermanos con los negros y los indígenas…
Pero más: para ser perdonado hay que reconocer la maldad ocasionada, reparar el
daño cometido y comprometerse a no seguir igual de racista. ¿Sabremos escuchar
el grito y entender las protestas de los negros de Estados Unidos, de Ecuador,
de las Américas y de los países de todo el planeta? ¿No será el mismo grito de
Dios que se hace negro con los negros e indígena con los indígenas?
5. NO
A LA ESCLAVITUD MODERNA, Pedro Pierre.
El asesinato a manos de
policías blancos del negro estadounidense George Floyd ha revelado que el
racismo es la forma disfrazada de la esclavitud moderna. Hay que decirlo bien
alto: todo trabajo o empleo cuyo salario no cubre la canasta básica es un
trabajo esclavo. En Europa y otros países industrializados, las y los
trabajadores en logrado en mayo de 1968 la equivalencia entre la canasta básica
y el salario mínimo. En Ecuador estamos lejos de la cuenta: a medio camino si
se considera que actualmente la canasta básica ecuatoriana ha llegado a los 800
dólares, sin cubrir todos los elementos que incluye la canasta europea. Nos
engañamos si creemos que algún buen gobierno nos va a regalar este derecho del
salario mínimo equiparado a la canasta básica. Nuestros derechos se conquistan
en duras luchas, cuando se hemos hecho conciencia de su necesidad y estamos
organizados en consecuencia. En Ecuador nos gana la falta de conciencia,
organización y valentía.
¿Qué es lo que nos puede
motivar para esta lucha? Partamos de la semana laboral. Mediante numerosas
luchas y mucha sangre derramada por la represión, se había logrado que la
semana de trabajo fuera de 6 días con 8 horas de trabajo diario y de un día de
descanso obligatorio. La mal llamada ley ecuatoriana recién aprobada de ‘apoyo
humanitario’ ha derrumbado estos logros sin que muchas ni muchos protestáramos
por este atropello mayúsculo. Así se pierden los derechos si no somos capaces
de defenderlos. No sólo hay que echar la culpa al gobierno de los empresarios,
banqueros y corruptos, sino a nuestra indiferencia, cobardía e insolidaridad.
Dejémonos sorprender por la
Biblia. La organización del tiempo en ‘semanas’ de 7 días viene de las
religiones del Medio Oriente que adoraban a la Luna. Esta organización fue
asumida por el pueblo de Moisés y el día de descanso fue insertado en los 10
mandamientos hace más de 1,000 años antes de nuestra era. Dice lo siguiente
este mandamiento en el libro bíblico del Éxodo: “Acuérdate del día del Sábado,
para santificarlo. Trabaja seis días, y en ellos haz todas tus faenas. Pero el
día séptimo es día de descanso, consagrado a Yavé, tu Dios. Que nadie trabaje:
ni tú, ni tus hijos, ni tus hijas, ni tus siervos, ni tus siervas, ni tus
animales, ni los forasteros que viven en tu país.”
Sí nos llama la este largo
mandamiento más de 3 veces milenario. En ese tiempo el día de descanso era el
día sábado, primero de la semana. Para marcar la nueva era en tiempos de Jesús
de Nazaret el día de descanso pasó a ser el domingo, reconocido igualmente como
primer día de la semana. Curiosamente en los tiempos modernos, por razones de
economía turística, se consideró el domingo como último día de la semana y se
lo unió al sábado para invitarnos a ir de paseo… Pero el paseo alcanza a pocos
trabajadores… Perversamente se levantó la costumbre del descanso dominical
obligatorio con el fin de abrir los supermercados y otros negocios. Pero ¡ojo: El
descanso incluye no sólo a las y los vendedores sino también a las y los
compradores!
Digo ‘perversamente’ porque la
justificación bíblica del descanso semanal tiene 2 motivos: Era un día
“consagrado a Yavé” el Dios del Pueblo de Moisés. El otro motivo es señalado
por el texto bíblico en la introducción que se da a los 10 mandamientos:
"Yo soy Yavé, tu Dios, el que te sacó de Egipto, país de la esclavitud.”
La finalidad de los 10 mandamientos era la negación de la esclavitud. Con el
pasó de los siglos se transformó los 10 mandamientos en preceptos
individualistas y espiritualistas, cuando originalmente era el resumen de la
Carta Magna del Pueblo de Moisés que buscaba proclamar que ya no eran esclavos
ni se hacían esclavos unos de otros. Por reafirmar esta libertad frente a la
esclavitud de Egipto dejaban de trabajar un día a la semana, varones y mujeres,
niños y ancianos, extranjeros y hasta los animales. Veían en este propósito la
mano de Dios que los ayudó a lograr esta libertad. El trabajo dominical es
actualmente, además de los salarios de miseria, los grandes signos de la
esclavitud moderna. ¡Cómo han cambiado los hábitos en 3 milenios! Tal vez nos
hayamos olvidado de que Dios es un Dios liberador de los esclavos y de las
víctimas de las injusticias… porque la fe no es sólo creer en Dios, es vivir
como hermanos iguales y de manera equitativa.
¡Cuán lejos estamos del
proyecto de Moisés, que es el proyecto de Dios y también el proyecto de Jesús!
¿De qué sirve que en nuestra Constitución estemos “invocando el nombre a Dios”
si lo transforma en el dios de los opresores y de la esclavitud?
Que esta reflexión sobre el
descanso dominical nos haga valorar nuestra dignidad, reconocer nuestros
derechos, construir una fraternidad equitativa, desbancar ese maldito sistema
neoliberal y ser varones y mujeres libres, libres para trabajar, descansar,
conformar un país donde vivamos en paz y felicidad mayor.